domingo, 1 de mayo de 2011

Tiembla el trono de Mswati III de Swazilandia, el último rey absolutista de África.

Es el septuagésimo hijo del rey Sobhuza II y su esposa Ndlovukazi ( que significa <<la gran elefanta>>) vive estos días con nerviosismo la revuelta popular que se está produciendo entre sus súbditos, hartos de una existencia plagada de sida y de miserias mientras que a él se le calcula una fortuna superior a los 100 millones de euros. Reclaman democracia y reformas estructurales para paliar las abismales desigualdades sociales que soportan desde hace años.


He aquí el buen hombre del que os hablaba, derrocha millones en todo tipo de lujos mientras el 70% de sus súbditos sobreviven con menos de un dólar diario.

Es famoso por combinar sus indumentarias de leopardo con carísimos trajes de sastre. Y también por sus represalias, como la protagonizada en el 2002, cuando el Parlamento se negó a comprarle un jet privado de 33 millones de euros, el doble del presupuesto destinado a Sanidad. Disolvió los partidos políticos y el jet terminó en su hangar; vamos, donde guardamos todos nuestro avión normalmente.

Además su buen hacer no acaba ahí, restringió las libertades civiles y la libertad de expresión.




Mi mas sincero apoyo al pueblo suazilandés, para acabar con escoria como esta. 




Rocío.

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